Cofepris: ¿al servicio de las corporaciones?

31/07/2012 - 12:01 am

Pocas entidades públicas han presentado un cambio tan radical en sus políticas como la actual administración de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), especialmente, en lo que se refiere a  la industria de alimentos y bebidas. A la Cofepris le correspondería estar en la avanzada de las políticas públicas de combate a la obesidad: la regulación de la publicidad de comida y bebidas dirigida a la infancia y la implementación de etiquetados frontales en alimentos y bebidas que realmente orienten a los consumidores.

El 31 de marzo de 2008, Miguel Ángel Toscano fue nombrado comisionado federal de la Cofepris. Toscano se había hecho famoso como diputado cuando acusó en la tribuna del Congreso a varios legisladores de recibir sobornos de empresas tabacaleras para rechazar un impuesto al tabaco. Ya como titular de la Cofepris se negó a firmar el llamado Código PABI que las empresas productoras de alimentos y bebidas habían elaborado para autorregular la publicidad de comida chatarra que dirigen a la infancia en nuestro país. La Organización Mundial de la Salud había ya identificado que esta publicidad genera un deterioro de los hábitos alimentarios desde temprana edad, llamando a los gobiernos a regularla, a “proteger a la infancia de este tipo de publicidad”. A diferencia de la Secretaría de Salud y de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor, la Cofepris se negó a avalar esta herramienta de autorregulación.

Existe una amplia literatura científica que incluye publicaciones en revistas especializadas como The Lancet y el Journal of Public Health, además de conclusiones de expertos internacionales convocados por la OMS, que señalan claramente que las autorregulaciones no tienen efecto, que las empresas no pueden ser juez y parte, que no actuarán contra sus intereses.

Toscano también presentó una propuesta de reforma al Reglamento a la Ley General de Salud en Materia de Publicidad centrada, principalmente, en el combate a los productos milagro. Si su falta de reconocimiento al Código PABI levantó una embestida contra él por parte de ConMéxico, encabezado por Jaime Zaludovsky, teniendo detrás a Coca Cola, Pepsico, Bimbo, Kellog’s, Nestlé y aliados; la reforma al reglamento le levantó otra embestida, ahora por parte de GenomaLab, la empresa dominante en el mercado de los productos milagro y de la cual se había convertido en accionista Televisa, es decir, Televisa también estaba contra Toscano.

En medio de este escenario y de otros asuntos más, Miguel Ángel Toscano dimite en febrero de 2011. En su lugar fue nombrado Mikel Arriola, que había sido jefe de la Unidad de Legislación Tributaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, asesor del Secretario de Hacienda y, posteriormente, del subsecretario de Ingresos.

A los pocos meses de la administración de Arriola al frente de Cofepris, la posición frente al código PABI da un giro de 160 grados. La Cofepris no sólo aprueba el Código PABI y con ello todas las prácticas de manipulación y engaño que la publicidad dirigida a los niños utiliza para generar en ellos la demanda de productos que atentan contra su salud, la Cofepris realiza una apología de la autorregulación en la industria de alimentos y bebidas.

Por otro lado, el entonces secretario de Salud, Córdova Villalobos,  había encargado a un grupo de expertos elaborar una propuesta de etiquetado frontal en los alimentos y bebidas con el fin de que los consumidores pudiéramos realizar elecciones más informadas, más saludables. Ante la amenaza de que los consumidores pudieran acceder a etiquetados que les dieran una información más veraz sobre la calidad de sus productos, las empresas agrupadas en ConMéxico cabildearon en contra de cualquier propuesta de regulación y desarrollaron su autoetiqueta. Una evaluación realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública sobre esta autoetiqueta, aplicada a poco más de 100 estudiantes de nutrición, encontró que menos del 6% la entendían y que la etiqueta es engañosa, hace suponer al consumidor que está ingiriendo cantidades bajas de azúcar cuando se está consumiendo más del máximo tolerable para todo un día.

La norma existente es clara al señalar que el etiquetado no puede engañar. A pesar de que Cofepris tiene el estudio del INSP y una denuncia por parte de El Poder del Consumidor, A.C. contra este etiquetado, no ha hecho ninguna acción para exigir a las empresas de ConMéxico su retiro y aún menos, las ha sancionado.

La postura de Mikel Arriola en relación al tema de las políticas públicas frente a la obesidad se vieron reforzadas al poco tiempo que tomó el cargo. A los seis meses de que Arriola había iniciado sus funciones al frente de Cofepris, el dr. Córdova Villalobos, que venía empujando una evaluación firme del Código PABI y había convocado a los expertos para presentar un etiquetado frontal para los alimentos y bebidas, dejó la Secretaría de Salud.

No tocar el PABI ni el autoetiquetado de ConMéxico, como no avanzar en una regulación firme de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia, permitiendo la permanencia del Código PABI, autoría, en esencia, de ConMéxico, se instituyó como política con la entrada de Salomón Chertorivski a la Secretaría de Salud. Desde ese momento, Cofepris y la Secretaría de Salud comenzaron a caminar en la misma banda, una banda que cuenta con la enorme complacencia de ConMéxico.

Sabía que Isaac Chertorivsky, padre del Secretario de Salud, había formado parte de la industria de alimentos y bebidas. Introduciendo en el buscador de Internet su nombre y ConMéxico, aparecieron varias notas que informan que Isaac Chertorivski, es nada menos que fundador de ConMéxico, el principal organismo de cabildeo en contra de las políticas de combate a la obesidad; el organismo que se opuso a los lineamientos para la venta de alimentos y bebidas en las escuelas; que combatió, anteriormente, las recomendaciones sobre bebidas para una vida saludable presentadas por la Secretaría de Salud; que se ha opuesto a un etiquetado frontal en los alimentos que realmente oriente a  los consumidores y que es el principal autor de un Código PABI que permite el engaño y la manipulación de los menores de edad para inducirlos a malos hábitos alimentarios. Isaac Chertorivsky no sólo fundó ConMéxico, es vocero principal en sus grandes eventos, apoya sus políticas.

ConMéxco es el organismo que el propio Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Oliver de Shuter, señala con su nombre, refiriendo que es responsable de que diversas políticas urgentes para combatir la obesidad no se hayan implementado. Aunque no lo menciona por su nombre, ConMéxico forma parte de los cabilderos que denunció también el secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, José Ángel Gurría, señalándolos por se responsables de parar varias iniciativas para el combate a la obesidad.

Nadie escoge a sus familiares y menos sus vínculos. Sin embargo, tenemos la oportunidad de deslindarnos, cuando es necesario, ya sea de las personas o de sus vínculos. El principal deslinde parte de los actos, y éste no es el caso, todo lo contrario.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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